Lo maravilloso comienza a serlo de manera
inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad (el
milagro), de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación
inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas riquezas de la
realidad, de una ampliación de las escalas y categorías de la realidad,
percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu
que lo conduce a un modo de “estado límite”
CARPENTIER, Alejo. Obras completas II El
reino de este mundo y los pasos perdidos. México: Siglo Veintiuno, 1983. (p. 15)
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